miércoles, 21 de abril de 2010

Distancia

Ahí estás. No puedo apartar mi mirada de tí. Reposas con estudiada serenidad. Has estado esperándome. 

Te colocas ese mechón rebelde que recorre tu frente. Finges no haberte percatado de mi presencia, pero sé que me miras de soslayo. Sonries. 

Acércate.

Apoyo mi mano en este cristal que se interpone entre nosotros y tú respondes con un gesto idéntico, pero la calidez de tu piel me está vedada. Sólo percibo la frialdad del vidrio.

Nuestro aliento comienza a empañar la pantalla.


Nos separa la única barrera que no podemos romper, el tiempo.

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