martes, 18 de mayo de 2010

Asesinato con alevosía

Aferró aquella pieza de metal afilado y acarició con sadismo la piel de su víctima. 

Siguió jugueteando hasta encontrar una zona que era de su agrado, entonces comenzó deslizar aquella improvisada cuchilla de lado a lado. 

Los jirones de piel grisácea mancharon sus dedos, pero no le importó. 

Comenzó lentamente, pero cuando el color rojo empezó a abrirse paso, aceleró sus movimientos hasta entrar en frenesí. 

Allí estaba lo que tanto había deseado y esperado... la tercera cereza del Rasca y Gana.

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